Miguel Ángel Rodríguez, jefe de Gabinete de Isabel Díaz Ayuso, ha vuelto a ser el centro de la polémica. Su reciente participación como testigo en el juicio contra el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, ha generado controversia y puesto en tela de juicio su credibilidad y la de la presidenta de la Comunidad de Madrid.
La 'Deducción Lógica' que No Era Tan Lógica
Rodríguez intentó justificar sus afirmaciones sobre un supuesto acuerdo entre la fiscalía y el abogado de Alberto González Amador, pareja de Ayuso, citando una ley inexistente. Afirmó que el Ministerio Fiscal, al ser un órgano jerárquico, no podía tomar decisiones sin la aprobación de sus superiores, basándose en el “artículo segundo de la ley 60 de 1981”. El problema: esa ley no existe en España. Lo que sí existe es la Ley 50/1981, de 30 de diciembre.
¿Manipulación o Simple 'Intuición'?
En una entrevista de 2013, Rodríguez admitió que extrañaba la manipulación en la política, no como algo negativo, sino como una herramienta para la portavocía. Ahora, se le acusa de difundir un bulo sobre el acuerdo de la fiscalía para evitar el juicio por fraude fiscal al novio de Ayuso.
Ante el Tribunal Supremo, Rodríguez se defendió diciendo que no tenía información concreta, sino que simplemente “intuyó” lo que estaba pasando debido a su experiencia. “Eso no es información, es que tengo el pelo blanco. Llevo muchos años en este ámbito y puedo intuir, colegir, adivinar qué está pasando en el mundo político”.
El Caso del Novio de Ayuso y la 'Anti-España'
La frase de Rodríguez: “No es un delincuente. Es un español que ha querido llegar a un acuerdo con Hacienda y Hacienda no se lo ha permitido”, ha sido interpretada como una defensa de González Amador, imputado por delitos contra la Hacienda pública. Esta declaración ha sido criticada por establecer una falsa dicotomía entre “delincuencia” y “españolidad”, evocando el concepto de la “anti-España”.
Mientras tanto, el PP inicialmente negó haber visto el video de la declaración de González Amador, luego afirmaron que mentir no es un delito y, finalmente, intentaron minimizar las palabras de Rodríguez argumentando que simplemente adivinó lo que estaba sucediendo.
¿Qué sigue?
La polémica en torno a Miguel Ángel Rodríguez y su papel en este caso continúa generando debate y cuestionamientos sobre la ética y la transparencia en la política española. El juicio contra el fiscal general y las investigaciones sobre el caso del novio de Ayuso siguen su curso, y las próximas semanas serán cruciales para determinar el futuro de los implicados.