Fallece Marcos Azambuja, figura clave de la diplomacia brasileña
El mundo de la diplomacia brasileña está de luto. El embajador Marcos Azambuja, reconocido por su destacada trayectoria y su profundo conocimiento de las relaciones internacionales, falleció este miércoles a los 90 años. Azambuja ocupó puestos de gran relevancia a lo largo de su carrera, dejando una huella imborrable en la política exterior de Brasil.
Una carrera diplomática brillante
Marcos Azambuja fue embajador de Brasil en Francia y Argentina, dos cargos que reflejan su prestigio y su habilidad para representar al país en escenarios internacionales clave. Además, fue consejero emérito del Centro Brasileiro de Relações Internacionais (Cebri), una institución de referencia en el análisis de la política internacional.
Su experiencia y visión lo llevaron a participar en momentos cruciales de la historia reciente. Fue jefe de la delegación brasileña en Ginebra para temas de desarme y derechos humanos (1989-1990) y coordinador de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, la Rio-92, un evento que marcó un antes y un después en la agenda ambiental global.
Un legado intelectual y diplomático
Entre 1990 y 1992, Azambuja se desempeñó como Secretario General del Itamaraty, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil, un cargo equivalente al de vicecanciller. También tuvo destacadas participaciones en Londres, Ciudad de México y Nueva York, representando a Brasil ante la ONU. Fue miembro de comisiones internacionales sobre armas de destrucción masiva y no proliferación nuclear, demostrando su compromiso con la seguridad internacional.
El Cebri, en una nota de pesar, destacó su trayectoria y su invaluable contribución a la política exterior brasileña. Recordaron una frase de Azambuja que resume la importancia de la diplomacia para Brasil: “El país tiene más héroes nacionales oriundos de la diplomacia que de sectores militares”. Su legado perdurará como un ejemplo de profesionalismo, inteligencia y dedicación al servicio de su país.
En sus últimos años, Azambuja continuó siendo una referencia intelectual para la diplomacia brasileña, participando en debates y ofreciendo su perspectiva sobre los desafíos del mundo contemporáneo. Su fallecimiento representa una gran pérdida para Brasil y para la comunidad internacional.